Los cambios en la dieta pueden ser los más eficaces para reducir el riesgo cardiaco de los hipertensos.
Entre los diversos cambios de estilo de vida que pueden reducir las enfermedades cardiovasculares, la adopción de la dieta DASH, para hacer frente a la hipertensión, puede tener el mayor impacto para los adultos jóvenes y de mediana edad con hipertensión en estadio 1, según una nueva investigación presentada en las Sesiones Científicas de Hipertensión 2022 de la Asociación Americana del Corazón.
Según las Guías de Hipertensión conjuntas de 2017 de la Asociación Americana del Corazón y el Colegio Americano de Cardiología, la hipertensión en estadio 1 se define por tener un nivel sistólico (número superior) de 130-139 mm Hg o tener una medición diastólica (número inferior) de 80-89 mm Hg.
Los investigadores calculan que la adopción generalizada de cambios en el estilo de vida, como limitar el consumo excesivo de alcohol y hacer ejercicio con regularidad, podría evitar miles de muertes y ahorrar más de 1.000 millones de dólares (1.010 millones de euros) en costes sanitarios en los próximos 10 años. Su análisis reveló que la adopción de la dieta DASH podría tener el mayor beneficio, con una prevención estimada de 15.000 eventos de enfermedad cardiaca entre los hombres y 11.000 eventos entre las mujeres.
El plan de alimentación DASH está diseñado específicamente para ayudar a controlar la presión arterial y hace hincapié en alimentos que incluyen frutas, verduras, fuentes de carne magra, frutos secos, semillas y cereales, y limita el consumo de carne roja, sodio, azúcares y bebidas azucaradas.
En ausencia de otros problemas de salud, como diabetes tipo 2 o enfermedad renal, y con un riesgo previsto de ECV a 10 años superior al 10%, se considera que las personas con hipertensión en estadio 1 tienen un riesgo bajo de sufrir un infarto de miocardio o un ictus, en comparación con las personas con hipertensión en estadio 2 o superior.
La hipertensión en estadio 2 se define como mediciones sistólicas de 140 mm Hg o superiores, o mediciones diastólicas de 90 mm Hg o superiores. Las recomendaciones de tratamiento para las personas con hipertensión en estadio 1 se basan principalmente en cambios en el estilo de vida más que en la medicación.
“Casi nueve millones de adultos jóvenes y de mediana edad con hipertensión en estadio 1 no tratada representan una carga significativa e inminente para los sistemas sanitarios”, afirma Kendra D. Sims, M.D., M.P.H., Ph.D., de la Universidad de California en San Francisco (EE.UU.) y coinvestigadora de este estudio.
“Nuestros resultados aportan pruebas sólidas de que las modificaciones a gran escala del comportamiento saludable pueden prevenir futuras cardiopatías, las complicaciones relacionadas y el exceso de costes sanitarios”, subraya.
Para simular los episodios de cardiopatías y accidentes cerebrovasculares, la mortalidad y los costes sanitarios entre 2018 y 2027, los investigadores aplicaron pruebas de metaanálisis publicados y datos de ensayos sobre los efectos reductores de la presión arterial de los cambios en el estilo de vida: cambios en la dieta, pérdida de peso sostenida, actividad física, abandono del tabaco y moderación del alcohol. Aproximadamente la mitad de la población modelada eran mujeres y el 61% (5,5 millones) tenía acceso regular a atención sanitaria.
Los investigadores descubrieron que realizar los cambios recomendados en el estilo de vida para controlar la presión arterial por debajo de 130 mm Hg de presión sistólica o 90 mm Hg de presión diastólica puede tener importantes beneficios sanitarios y económicos.
Calcularon que los cambios en el estilo de vida podrían prevenir 26.000 episodios de enfermedades cardiovasculares, como ictus, insuficiencia cardiaca o infarto de miocardio; evitar 2.900 muertes; y ahorrar 1.600 millones de dólares (1.616 millones de euros) en costes sanitarios asociados.