Los cardiólogos quieren concienciar de la importancia de la prevención, detección y tratamiento de las principales enfermedades cardiovasculares.
Conscientes de que las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en España y aprovechando la reciente celebración del Día Mundial del Corazón, los cardiólogos quieren concienciar sobre la importancia de estas enfermedades, la prevención, la detección y el tratamiento.
En España más de 10 millones de personas padecen enfermedades y patologías relacionadas con el corazón, de las cuales más de 120.000 personas fallecen cada año según datos del INE.
Antonio Esteban, jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Quirónsalud Málaga, insiste en la importancia del diagnóstico precoz de las patologías cardiovasculares para establecer un tratamiento adecuado y eficaz.
El especialista explica que el desarrollo y evolución de la resonancia magnética cardiaca, junto con la ecografía cardiaca, ha supuesto un cambio sustancial en el abordaje diagnóstico de las enfermedades cardiacas. Además, la información que proporciona este procedimiento es mucho más precisa en cuanto al diagnóstico exacto del daño cardiaco producido, pero, como cualquier técnica, requiere de centros experimentados y cualificados para un correcto diagnóstico.
Los principales centros en España cuentan con un equipo para el abordaje diagnóstico integral y cualificado del daño miocárdico utilizando las mejores técnicas diagnósticas en resonancia miocárdica cardiaca y permiten un diagnóstico preciso del daño cardiaco, lo que a su vez posibilita el mejor abordaje terapéutico en este grupo de pacientes.
Se hace hincapié en las enfermedades cardiovasculares y en la importancia de desarrollar fármacos para combatirlas. Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en los países desarrollados y en algunos países en vías de desarrollo. Es por tanto un verdadero reto para la medicina de nuestro tiempo desarrollar fármacos para intentar reducir la incidencia de esta enfermedad, así como mejorar su evolución. Para ello, la farmacoterapia cardiovascular engloba un extenso catálogo de diferentes grupos farmacológicos que la investigación de los últimos años sigue ampliando.
En la actualidad, los cardiólogos hacen especial hincapié en la prevención primaria, que consiste en tratar a los pacientes antes de que sufran un infarto de miocardio o cualquier otro evento cardiovascular. Este objetivo puede abordarse fundamentalmente desde dos frentes: la educación sanitaria para abandonar estilos de vida poco saludables y las terapias farmacológicas.
Desgraciadamente, los cambios en el estilo de vida no siempre consiguen los resultados deseados y en la mayoría de las ocasiones se requiere la ayuda de fármacos como los antihipertensivos, los hipolipemiantes y los antidiabéticos para controlar los principales factores de riesgo que conducen al desarrollo de enfermedades cardiovasculares.
En cuanto a las consecuencias de la diabetes sobre el corazón, Ana Blanca Paloma Martínez Pérez, cardióloga, explica que las alteraciones metabólicas ligadas a la resistencia a la insulina pueden generar disfunción contráctil, que se traduce en una falta de fuerza en la contracción del músculo cardiaco, generando así dificultad en el bombeo de la sangre, lo que puede derivar en insuficiencia cardiaca. Además, añade el doctor, la diabetes tiene la capacidad de afectar a los nervios que inervan el corazón y provocar alteraciones en el ritmo cardiaco e incluso reducir la sensibilidad al dolor, por lo que en ocasiones hay pacientes diabéticos que pueden sufrir infartos silentes, sobre todo en aquellos que tienen un mal control de su enfermedad.
Por último, el especialista recuerda que los pacientes diabéticos deben ser rigurosos en el cumplimiento de las recomendaciones para mantener un corazón sano, como el control de los niveles de azúcar en sangre, los niveles medios de colesterol, una dieta equilibrada y una actividad física constante.
También explica que las arritmias son problemas muy frecuentes, que pueden aparecer en pacientes con cardiopatías, pero también en personas que no padecen ninguna otra enfermedad cardiaca.
Dentro de las arritmias continuas, las más graves son las arritmias ventriculares y las arritmias supraventriculares. La más frecuente es la fibrilación auricular, en la que se pierde la actividad auricular y el riesgo más grave es la aparición de un ictus. Para evitar la aparición de trombos, los pacientes con fibrilación auricular deben tomar fármacos anticoagulantes. Cuando la fibrilación auricular es persistente, se recurre a un procedimiento percutáneo, la ablación con catéter. Esto es más frecuente en personas jóvenes que no tienen cardiopatía estructural, que padecen insuficiencia cardiaca o que tienen síntomas importantes derivados de la fibrilación auricular.